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Viajar ha sido tradicionalmente visto como una forma de ocio, una oportunidad para escapar de la rutina diaria y disfrutar de nuevos paisajes. Sin embargo, en mi experiencia, viajar va mucho más allá del turismo. Es una herramienta evolutiva que nos abre la mente, fomenta nuestro crecimiento y nos permite aprender durante toda la vida. Creo que viajar es una experiencia transformadora y esencial para todos, pero por sobre todo, para los niños que están formando su idea del mundo.

Abrir la mente a nuevas perspectivas

Cada vez que viajamos, nos encontramos con culturas, costumbres y formas de vida diferentes a las nuestras. Estas experiencias nos invitan a cuestionar nuestras creencias y a expandir nuestra visión del mundo. Al interactuar con personas de diversos orígenes, aprendemos a valorar la diversidad y a entender que hay múltiples formas de vivir y experimentar la vida. Esta apertura mental es fundamental para el desarrollo personal y nos ayuda a ser más empáticos y tolerantes.

Aprendizaje continuo a cualquier edad

Viajar es más que turismo: una experiencia evolutiva que para aprender a toda edad durante toda la vida.

Viajar es una forma de aprendizaje que no tiene límites de edad. Desde los más pequeños hasta los adultos mayores, cada viaje ofrece oportunidades únicas para adquirir conocimientos. Los niños aprenden sobre geografía, historia y cultura de manera práctica y entretenida. Por otro lado, los adultos pueden descubrir nuevas pasiones, habilidades y un renovado sentido de propósito. Cada viaje se convierte en una lección de vida que enriquece nuestra perspectiva y nos impulsa a seguir explorando.

Crecimiento personal a través de los desafíos

Los viajes a menudo nos enfrentan a situaciones inesperadas y desafíos que ponen a prueba nuestra capacidad de adaptación. Desde perder el rumbo en una ciudad desconocida hasta lidiar con barreras idiomáticas, cada obstáculo que superamos nos enseña habilidades valiosas, como la resiliencia y la creatividad. Estas experiencias fortalecen nuestro carácter y nos permiten crecer como individuos.

Conexiones significativas y experiencias memorables

Viajar en familia crea momentos inolvidables que fortalecen los lazos afectivos. Compartir aventuras, descubrir nuevos lugares y vivir experiencias juntos fomenta un sentido de comunidad y pertenencia. Estas conexiones son esenciales para nuestro bienestar emocional y contribuyen a nuestro crecimiento personal. Las historias que recolectamos a lo largo de nuestros viajes se convierten en tesoros que llevamos con nosotros para siempre.

Momentos memorables no es turismo

Reencuentro con la naturaleza y lo humano

Viajar nos ofrece la oportunidad de reconectar con la naturaleza y con la humanidad. Ya sea explorando montañas, caminando por playas vírgenes o interactuando con comunidades locales, estas experiencias nos recuerdan nuestra conexión con el mundo que nos rodea. Al sumergirnos en la belleza de la naturaleza y en la calidez de las relaciones humanas, nos damos cuenta de lo que realmente importa en la vida. Es una experiencia que puede darle a los niños algo que la tecnología no les da.

Viajar como experiencia evolutiva

Viajar es más que turismo, es una experiencia evolutiva, Porque va mucho más allá que simplemente visitar lugares; es una experiencia evolutiva que enriquece nuestras vidas de maneras invaluables. Nos ayuda a abrir la mente, aprender en cada etapa de la vida y crecer a través de los desafíos. A medida que continuamos explorando el mundo, nos damos cuenta de que cada viaje es una oportunidad para conocernos mejor y descubrir el potencial que llevamos dentro.

Así que la próxima vez que planifiques un viaje, recuerda que no se trata solo de turismo. Se trata de vivir una aventura que transformará tu vida y la de tus hijos. ¡Viaja más, estrésate menos y sigue aprendiendo durante toda la vida!

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El «slow life» o “Slow Living” es un movimiento cultural internacional que promueve un estilo de vida desacelerado y enfocado en el momento presente. En este artículo veremos en qué consiste el movimiento Slow Life y te daré 10 tips para ponerlos en práctica.

En la actualidad, especialmente en la cultura occidental, es común que llevemos un ritmo de vida acelerado y automático, con un exceso de obligaciones y una constante inmediatez. Frente a esta realidad, surgen movimientos como el slow life, que promueven un estilo de vida más lento y relajado.

Esta filosofía sostiene que la clave para la felicidad y el bienestar radica en priorizar hábitos que fomenten un equilibrio entre cuerpo y mente, así como el desarrollo integral de la persona. Ejemplos incluyen pasar más tiempo con seres queridos, realizar ejercicio físico y mental, disfrutar de viajes relajantes y dedicar tiempo al descanso. 

Profundicemos en este concepto.

¿Qué es el slow life?

El slow life en español se traduce como “vida lenta” y se refiere a una corriente o movimiento cultural internacional que promueve un estilo de vida desacelerado. Se priorizan aspectos fundamentales cotidianos, como el descanso, la comunicación, la alimentación, el aquí y el ahora y las relaciones personales.

Ahora bien, el movimiento slow no significa ser vago o trabajar poco. Sino que implica tomarse la vida de otra manera, dejando de lado la prisa que domina nuestro día a día y disfrutando da cada acción, de cada momento y de cada persona.

¿Cómo surgió este movimiento?

Si bien parece que el término Slow living es una moda de nuestros tiempos, hace varias décadas que se viene divulgando y poniendo en práctica entre las personas.

La tendencia “slow” o “lento” se originó en el país de la pasta y la pizza a finales de la década de los 80. Fue acuñado por el movimiento Slow Food, que surgió en una ciudad de Italia como reacción al crecimiento de la cultura norteamericana del fast food y a la falta de aprecio por la comida local y tradicional.

Cuando quisieron instalar una cadena de comida rápida en la plaza de la ciudad, los ciudadanos no sólo estaban molestos con la pérdida de la identidad del casco antiguo, sino también por la pérdida de sus tradiciones.

Preparar la comida con productos regionales especialmente seleccionados, a cocción lenta, sorprender al comensal con la presentación y los sabores, beber un buen vino y tener una larga sobremesa conversando con quienes te acompañan era como debía ser.

Desde su fundación, el movimiento slow food ha ganado cada vez más seguidores y hoy cuenta con miles de adeptos en todo el mundo. Además, poco después de su creación, el concepto slow se extendió a otros campos, como el trabajo, el turismo, la educación, el sexo y la moda.

En el artículo Movimiento Slow, la vida a nuestro ritmo te cuento todos los ámbitos en donde se ha aplicado esta filosofía de vida.

10 tips para poner en práctica el Slow living

El slow life es una excelente forma de disfrutar más de la vida y alejarnos del estrés. Pero aplicarlo puede ser todo un reto, pues estamos muy acostumbrados a los ritmos acelerados y a la sobrecarga de obligaciones.

Toda una vida de condicionamiento cultural nos ha inculcado que más es mejor, y nos llevó a creer que un calendario completo equivale a una vida plena. El tiempo se ha convertido en una obsesión, poniendo prisas incluso a las tareas más sencillas, dedicando esfuerzos continuos por hacer varias cosas a la vez y quitarle importancia al descanso. Hemos llegado a creer que decir automáticamente “sí” gana más amigos que admitir que a veces lo que realmente necesitamos es tiempo y espacio; que nuestro cuerpo y alma necesitan decir “no”.

SLOW LIFE es detenerse para avanzar, que es lo contrario a correr sin llegar.

1. Ser consciente del momento presente

Como ya dijimos, el slow life no es sinónimo de falta de actividad, por lo que no debe entenderse como ociosidad o pereza. De hecho, este movimiento no se refiere a hacer lo mismo, pero más lento.

Se relaciona más con la toma de consciencia del ahora, concentrando nuestra mente en lo que hacemos en cada momento, sin la injerencia de pensamientos sobre el pasado o el futuro.

Una de las técnicas más efectivas para aprender a enfocarnos en el momento presente es el mindfulness. Si añades esta práctica a tu rutina diaria, empezarás a notar cambios en tu forma de percibir y valorar cada momento.

2. Disfrutar de la naturaleza

Viajar me acercó a la naturaleza de una manera que nunca podría haber imaginado. Me enseñó a encontrar belleza en las cosas más simples, a comprender nuestro papel en su preservación y hasta se ha convertido en el mejor remedio cada vez que necesito ordenar mis pensamientos y recuperar la serenidad. La naturaleza se ha vuelto un hábito en mi vida y un factor clave en la crianza de mis hijos.

Entrar en contacto con la naturaleza nos brinda la oportunidad de reducir el ritmo frenético de la vida cotidiana y admirar su grandiosidad. Numerosos estudios respaldan el hecho de que los entornos naturales promueven nuestro bienestar integral.

Sin embargo, no es necesario abandonar la vida urbana y trasladarse al campo para disfrutar de la naturaleza. Podemos conectarnos con ella simplemente caminando por los espacios verdes de nuestra ciudad o ejercitándonos en entornos naturales cercanos. Estas actividades nos permiten desconectar del estrés diario y encontrar un momento de calma y reflexión, renovando nuestra energía y mejorando nuestra calidad de vida.

No olvides disfrutar de los ruidos blancos de la naturaleza.

Reconexión con la naturaleza y crianza lenta. Slow parenting. Slow living

3. Disfrutar de lo cotidiano

Si últimamente te sientes como el conejo de Alicia en el País de las Maravillas, y solo piensas que “llegas tarde a todo” es posible que este sea el toque de atención que necesitas. Procura pensar en esas pequeñas cosas del día a día que te traen felicidad y prestarles atención aunque sea por unos minutos. Esto no tiene por qué influir en tu rutina diaria, pero en lugar de activar el modo automático, intenta centrar tus pensamientos en disfrutar el momento.

4. Minimalismo y simpleza

Tras suficiente tiempo en la ruta, como viajera me he dado cuenta de que el lujo no es una cena gourmet, sino simplemente una comida caliente y preparada con amor; de que una ducha caliente es mucho más necesaria que cualquier ropa de marca, y de que esas piscinas que tan bien se ven en Instagram, poco se comparan con una playa para mi sola.

El consumismo nos hace creer que necesitamos determinados productos para poder ser felices. Cuando en realidad requerimos de pocas cosas materiales para alcanzar ese estado. Así que, para desarrollar una vida slow o Slow Life, debemos conocernos, analizar nuestra vida y pensar en qué es lo que realmente necesitamos para ser felices. 

Prescindir de lo innecesario en un mundo cada vez más consumista y fomentar la capacidad de relegar ciertas cosas materiales es una habilidad importante tanto para nosotros los padres como para nuestros hijos, futuros adultos. Aprender a priorizar y apegarse a las cosas que son realmente importantes, nos ayuda a desarrollar una mentalidad más sencilla, sostenible y consciente.

simpleza y minimalismo. Slow living slow life

5. Usar la tecnología para facilitarnos la vida

En 2011, viajé durante un año alrededor de Nueva Zelanda. En los primeros 3 meses (hasta que me compré una notebook), lo hice sin GPS, sin teléfono inteligente, sin computadora portátil y, de hecho, sin nada que pudiera conectarse a WiFi. Personalmente, no me pareció nada muy destacable. Hoy me parece imposible.

Es innegable que la tecnología ha tenido un profundo impacto en nuestro día a día. En los últimos 30 años han ocurrido cambios tan significativos que transformaron la forma en que planificamos, experimentamos, educamos y documentamos la vida misma.

El movimiento slow life no está en contra de la tecnología. Al contrario, promueve su uso, siempre y cuando nos ayude a llevar una vida más plena, feliz y sostenible. Lo ideal es que recurramos a ellas como medio o herramienta, en lugar de un fin en sí misma.

Los niños y niñas no juegan para aprender, pero aprenden jugando

Jean Piaget

Los juegos digitales bien diseñados pueden proporcionar experiencias interactivas y educativas que estimulen el pensamiento crítico, la resolución de problemas, la creatividad y otras habilidades cognitivas. Sin embargo, debería ser una herramienta complementaria y no reemplazar otras vivencias del mundo real.

6. Equilibrar estrés con relajación

Desvincularse de las obligaciones puede es imposible. Sin embargo, podemos contrarrestar los períodos de trabajo intenso y el exceso de responsabilidades reservando tiempo para actividades que fomenten la relajación y el bienestar.

Por ejemplo, salir a correr, practicar yoga, sumergirse en la lectura, explorar la creatividad o simplemente dar un paseo. Lo crucial es buscar pasatiempos que nos inviten conectarnos con nosotros mismos y a reflexionar. Estas actividades no solo nos ayudan a recargar energías, sino que también promueven un equilibrio mental y emocional indispensable para enfrentar los desafíos cotidianos con mayor claridad y serenidad.

7. Liberar la agenda

Viajando aprendí que dejar lugar a la flexibilidad y liberar un poco mi agenda me permite conectar con el mundo y conmigo misma de una manera más profunda, dando espacio para la sorpresa y la maravilla que solo puede surgir cuando estamos abiertos a lo desconocido o inesperado.

Con mis hijos me enfrenté a desafíos similares. Temía que, si no los estimulaba constantemente se aburrieran, olvidando que el aburrimiento también es parte del crecimiento y desarrollo. Llegué a creer en que una excelente preparación académica les aseguraría un futuro profesional exitoso así que comencé a planificar una agenda sobrecargada con todo tipo de actividades para garantizarles una formación lo más completa posible.

Con el tiempo entendí que exigir a los niños más de lo que son capaces de dar y proyectar en ellos mis propias expectativas, provoca infelicidad, estrés y ansiedad y no nos permite disfrutar de la vida y el tiempo juntos.

Desde que adopté un estilo de vida lento, (Slow life) entendí que el bienestar emocional y el disfrute de la vida son tan importantes como las metas académicas o profesionales.

8. Pequeñas cosas:

Es fácil caer en la desidia y olvidarnos de sonreír, de dedicarnos palabras bonitas, de darnos un beso de buenas noches o simplemente de escucharnos con atención. Dedicar tiempo a esas pequeñas cosas nos ayuda a disfrutar del momento, apreciar lo que tenemos y entender lo que verdaderamente importa.

Slow life, como una tortuga en el agua

9. Trabajar para vivir y no vivir para trabajar

Una vida más lenta no implica la vagancia, para nada. El trabajo es importante porque nos sirve para realizarnos, nos permite vivir con bienestar y nos facilita conseguir nuestros proyectos vitales. 

Pero que el trabajo no nos quite la salud. Es complicado, ya que vivimos en una crisis global y necesitamos el dinero, pero siempre que podamos debemos descansar del trabajo.

10. Prioriza lo que realmente importa

Este es mi tip favorito sobre la vida lenta. Eliminar lo que no es esencial para dar espacio a lo que importa en la vida.

Puede que seas de las que piensan que no tienes tiempo ¡ni siquiera para un respiro y relajarte! Y si piensas esto tal vez tus prioridades no esté alineada con tus valores.

Por ejemplo, tal vez para ti es prioritaria la familia. Pero hace mucho tiempo que no pasas tiempo de calidad con ella para dedicar tiempo a otra cosa, como el trabajo. O tal vez tu prioridad en la vida es estar tranquila pero antepones momentos que te causan estrés y de saturación de tareas antes que tener tiempo para tu tranquilidad y hacer lo que te gusta.

Slow Life nos enfoca en priorizar nuestro tiempo en lo que de verdad nos importa a cada uno, dejando otros temas como secundarios y haciéndonos sentir en equilibrio y que estamos viviendo significativamente.

Slow parenting Crianza Lenta

Ante la demanda generalizada de “perfección” en las sociedades occidentales, buscamos constantemente tener “la casa perfecta”, “el empleo perfecto”, “el coche perfecto”, “el cuerpo perfecto”, y no pueden faltar “los niños perfectos”. Esto además responde a las nuevas necesidades generadas por la globalización, en donde competir es la forma de responder ante las crisis y la incertidumbre laboral y donde la velocidad es sinónimo de éxito.

Si bien no hay una escuela teórica, la modalidad de crianza Slow parenting está formada por conceptos y nociones del ámbito pediátrico, cultural, social y educativo. 

Que sea lento no significa pasivo, todo lo contrario, es enfocarse en bajar la velocidad del ritmo de vida, es detenerse a observar, a valorar el aquí y el ahora como momento único. Es una filosofía de vida que enfatiza la importancia del juego, del acceso a la naturaleza e intenta que la tecnología esté al servicio del aprendizaje y de lo lúdico.

He dedicado un capítulo completo al Slow parenting en mi libro EL MUNDO COMO ESCUELA en donde profundizo en este concepto como un hábito de crianza. 

Slow life: ¿una forma de ser más feliz? 

Quienes practican este estilo de vida afirman que sí, que el slow life los ha ayudado a ser más felices. Pues requiere ponerle un freno a la vida, reajustar y seguir avanzando con las ideas y los objetivos mucho más claros. 

Por tanto, si quieres sentirte más pleno, aplicar el movimiento slow sería un buen punto de partida. ¿Te animas?

¿El que mucho abarca poco aprieta? Todos aquellos que tenemos una curiosidad insaciable hemos enfrentado en algún momento la angustia de tener que escoger. Incluso antes de alcanzar la mayoría de edad, nos vemos obligados a elegir lo que “haremos” o “seremos” el resto de nuestras vidas. Abogados, médicos, diseñadores, Ingenieros o músicos; no podemos elegir un poco de todo porque el mundo no funciona así. Necesitamos especializarnos, ser expertos en algo, porque el que mucho abarca poco aprieta, y entonces fragmentamos nuestros intereses y elegimos potenciar solo uno de ellos, dejando todo lo demás en la melancolía del no poder hacerlo, porque necesitamos funcionar para el mundo.

Yo soy relacionista pública, diseñadora gráfica, organizadora de eventos y desarrollo páginas web. Soy cantante de ducha, escritora, lectora, viajera, aspirante a filosofa, curiosa insaciable, planificadora de viajes, fantasióloga y eterna madre aprendiz. Me paso horas modificando mi perfil de LinkedIn porque no puedo presentar un perfil único que le interese a todo el que lee.

¿Les ha pasado no poder presentarse ante alguien nuevo? Tener dudas de cómo redactar el currículo o no saber qué poner en la tarjeta personal? ¿Sabes mucho de algo o un poco de todo? En este artículo exploramos la polimatía, la “Monomatía” y cómo podemos repensar la crianza de nuestros niños para que nos vaya bien en el siglo XXI.

Polímata vs Especializados

Se le llama polímata a una persona que ha adquirido un gran conocimiento y habilidades en múltiples áreas del saber. En el siglo XV, el polímata Leonardo da Vinci, maestro, pintor, escultor, ingeniero, anatomista, arquitecto, músico, matemático, inventor y escritor dejó un legado en cada uno de estos campos, creando obras de arte icónicas como «La Mona Lisa» y «La Última Cena», así como esbozos de innovaciones técnicas que estaban siglos adelantadas a su tiempo. Su insaciable curiosidad y capacidad para integrar conocimientos de diversas áreas lo convierten en el arquetipo del polímata.

La valoración de la polimatía en la antigüedad y el cambio hacia la especialización más recientemente reflejan diferentes enfoques culturales y necesidades socioeconómicas a lo largo del tiempo.

En la antigüedad, especialmente durante períodos como el Renacimiento, se valoraba la polimatía debido a la creencia del «hombre universal» que apreciaba la conexión entre diversas disciplinas, y se creía que una mente versátil y bien educada era esencial para el progreso humano.

Sin embargo, con el avance de la ciencia y la tecnología, y el crecimiento de la complejidad en muchos campos del saber, la especialización se ha vuelto más común y necesaria. En la actualidad, el conocimiento en áreas como la medicina, la ingeniería y la informática es tan vasto que se requiere un enfoque más estrecho para adquirir una comprensión profunda y avanzar en esos campos.

Adam Smith y Alexis de Tocqueville (pensadores cuyas obras influyeron significativamente en la comprensión de la sociedad y la economía) notaron que el avance del capitalismo y la división del trabajo demasiado estrictas causaban «mutilación mental»; porque si bien aumentaba la eficiencia en la producción, reducía la creatividad y el desarrollo mental de los trabajadores. En un entorno altamente especializado, los individuos pueden perder la capacidad de ver más allá de sus roles específicos y desarrollar una comprensión más amplia del mundo. Esto puede llevar a una mentalidad estrecha y a una falta de adaptabilidad frente a desafíos que requieren una perspectiva más holística.

Por lo tanto, aunque la especialización puede ser necesaria en ciertos campos, también es importante reconocer los riesgos asociados con una excesiva fragmentación del conocimiento y la experiencia.

Polimatía: Saber un poco acerca de todo

En la actualidad la hiper-especialización está hiper-fomentada. Los más exitosos a nuestro alrededor suelen ser monómatas obsesivos: abogados especializados, filósofos especializados, científicos especializados. Y cuanto más nos especializamos, más nos diferenciamos y más dinero es probable que ganemos.

Cada vez que alguien me pregunta a qué me dedico, comienzo con: «eh…Soy Licenciada en RR.PP pero…» y me encuentro en la encrucijada de describir lo que hago. Una mezcla peculiar de habilidades técnicas, pasiones y formación teórica.

Sin embargo, durante mi experiencia en Nueva Zelanda, mientras participaba en el programa de Work and Holiday con tres títulos universitarios pero sin empleo, me lancé a buscar trabajo en bares, restaurantes, hoteles, administración o cualquier cosa que estuviera disponible. Durante las entrevistas, cuando me preguntaban por ejemplo si podía hacer café, (el Art coffee es algo muy preciado en Nueva Zelanda), en lugar de decir que no, respondía afirmativamente. Observaba atentamente a otros mientras lo preparaban y, poco a poco, ganaba habilidad en la tarea. Lo mismo ocurría en otros trabajos; al decir que sí a nuevas tareas, tenía la oportunidad de aprender y, aunque quizás no me convertía en Sam Low, en la mejor o más experta, tenía la versatilidad para desempeñarme en diversos ámbitos laborales.

El verdadero maestro no tiene herramientas en absoluto, solo una capacidad ilimitada para improvisar con lo que tiene a mano. Cuantos más campos de conocimiento cubramos, mayores serán nuestros recursos para improvisar.

Claro que no debemos menospreciar a los especialistas, cuyo conocimiento profundo impulsa avances significativos en la ciencia. En cambio, necesitamos una nueva generación de generalistas que puedan contextualizar y conectar diversas ideas dentro de un marco más amplio de conocimiento. La verdadera comprensión surge cuando podemos integrar ideas aparentemente dispares en el tejido del saber humano.

Definición de polímata

Según la Real Academia Española un Polímata es una persona con grandes conocimientos en diversas materias científicas o humanísticas.

El término polímata proviene del griego y describe a individuos como Leonardo da Vinci, Isaac Newton y, por supuesto, Thomas Jefferson, conocidos por su curiosidad ilimitada y habilidades en múltiples disciplinas. A lo largo de la historia, estos genios han sido fundamentales para el progreso humano, pero su presencia parece disminuir en la era moderna, donde la especialización es más valorada que la amplitud de conocimientos. Sin embargo, la polimatía sigue siendo relevante y necesaria, ya que los polímatas verdaderos continúan siendo fuentes de sabiduría en un mundo donde el conocimiento está fácilmente disponible pero la profundidad y el discernimiento son cada vez más escasos.

Para Robert Twigger, poeta, escritor y explorador, los humanos somos “polímatas naturales” que explotamos mejor nuestras capacidades cuando nos dedicamos a varias cosas.

Educando para el éxito en el Siglo XXI

Me pregunto qué rol juega la educación tradicional y sobre todo cómo estamos estimulando -o desestimando- a los más chicos a seguir su instinto de curiosidad y explorar distintos caminos. Si bien en los últimos años el paradigma educativo ha ido modificando algunas cuestiones centrales en la forma de concebir el aprendizaje y la transmisión de saberes, de la mano de Internet y el crecimiento del autodidactismo, todavía sufrimos el impacto de nuestro pasado culto al “monómata”.

Pero resulta que éste quizás sea el mejor momento de la historia para aprender sobre casi cualquier cosa, sumado a una creciente complejidad que demanda tanto en el mercado como en la vida la necesidad de adquirir una multiplicidad de habilidades, o mejor dicho, una mente versátil y flexible para poder aprender de todo un poco y adaptarse a lo que cada situación requiera.

Valentín Muro, creador de “cómo funcionan las cosas”, filósofo, programador, emprendedor, conferencista y escritor dice que tenemos que educar pensando en la habilidad más importante que podemos darle a nuestros hijos: la habilidad de adquirir nuevas habilidades, o como lo llamo yo: “Aprender a aprender”.

Qué deben estudiar nuestros hijos para que nos vaya bien en el siglo XXI?

Limitar a nuestros hijos al decirles que ciertos conocimientos no les servirán, es privarles de un mundo de posibilidades.

Porque ser relacionista pública no me impide ser bartender. O por ser planificadora de viajes no soy peor diseñadora. Un triatleta puede ser un buen abogado, médico o contador y un ingeniero civil puede ser un buen músico.

Nunca fue más fácil, en la historia de la humanidad, aprender como lo es ahora. En la época de Da Vinci su acceso a la información en gran parte fue posible dada su posición social. Hoy, la posibilidad de aprender lo que sea está dada por el acceso a una conexión a internet, un carnet de biblioteca y el deseo de aprender.

Claro que no propongo compararnos con Da Vinci. Tener una gran curiosidad difícilmente nos proclame polímatas. Lo que quiero decir es que los que disfrutamos leer sobre cualquier cosa y pasamos horas entre Google, Wikipedia, documentales y libros profundizando superficialmente en una temática que llamó nuestra atención nos convierte en salvaguardas de la humanidad. Porque al permitirnos explorar múltiples campos ampliamos nuestro entendimiento del mundo.

El polimatismo es una idea a la que estoy bastante comprometida en la educación de los niños. No creo en la especialización excesivamente estricta. Es demasiado limitante. Por eso incentivo a mis hijos a explorar diversidad de temas y campos. Juntos descubrimos soluciones y respuestas que no habríamos descubierto si todos estuviéramos atrapados en nuestros círculos de interés y conocimiento.

Difundir esta idea puede ser un gran camino hacia la innovación.

Pero la gente necesita profesionales creíbles. Necesitan un experto, de lo contrario, ¿por qué alguien escucharía? Yo pienso: ¿Qué podrían ofrecer los fontaneros a la cardiología? ¿Qué ideas podrían aportar los físicos a las relaciones internacionales? El polimatismo es en gran medida una fuerza sin explotar en la práctica laboral y personal, pero también es el futuro de la resolución de problemas.

Por mi parte, sigo sin poder terminar mi perfil en LinkedIn. Porque abrazo y educo con una mentalidad polímata para enriquecer nuestras vidas y contribuir al progreso humano. Una mentalidad abierta que valore la diversidad de conocimientos y experiencias. Esto no solo nos permite resolver problemas de manera más efectiva, sino que también promueve un enfoque más holístico y colaborativo para abordar los desafíos del mundo actual y futuro.

Muy a menudo me pregunto: «¿Qué va a cambiar en los próximos 10 años?» Esa es un cuestionamiento muy interesante. Pero casi nunca nos preguntamos: «¿Qué no va a cambiar en los próximos 10 años?» Y les propongo que esa segunda pregunta es, en realidad, la más importante de las dos. Las habilidades blandas no cambian, y por eso es una razón para incluirlas en su crianza.

Se puede construir una crianza en torno a las cosas que son estables en el tiempo.

Sabemos que enseñar idiomas y tecnología  seguirán siendo muy útiles y necesarias dentro de 10 años. El mundo es capitalista, y es precioso dominar las habilidades que se espera que destaquen en el entorno profesional. Tanto que vivimos en una constante carrera con una meta que nunca llegamos a alcanzar.

Es imposible imaginar un futuro dentro de 10 años en el que un padre diga: «no hace falta saber inglés…» O «la inteligencia artificial no va a prosperar, no hace falta enseñarles eso»…. Imposible.

La idea de criar con lo que no cambia es criar con una educación integral, que incluye, además de educación tradicional y académica, un buen desarrollo emocional.

¿Qué son las habilidades blandas?

Las habilidades blandas (Soft skills) son aquellas habilidades sociales y emocionales que nos permiten interactuar de manera efectiva con el mundo que nos rodea.

A diferencia de las llamadas habilidades duras (hard skills), que consisten en los conocimientos técnicos que se aprenden y demuestran con programas de capacitación y títulos académicos, las habilidades blandas están relacionadas con los modos de desenvolvernos en la vida y en la relación con otros.

Asimismo, las habilidades blandas son capacidades que poseemos y que podemos utilizar en cualquier ámbito. Se pueden adquirir y desarrollar a lo largo de toda la vida, tienen que ver con el crecimiento emocional de las personas. Y en las que los viajes pueden aportar mucho.

Tipos de habilidades blandas

La de las habilidades blandas no es una lista cerrada ni en la que todos coinciden. Sin embargo, puede decirse que la comunicación, la empatía y la resiliencia son los pilares sobre los que se nuclean todas las demás.

A continuación, comparto aquellas habilidades blandas y algunos ejemplos de competencias que resultan fundamentales para la vida de cualquier persona, y que son de suma importancia.

Cada una de estas las propongo desarrollar a través de experiencias o hábitos viajeros ya que los viajes son una excelente oportunidad para que los niños las desarrollen.

Curiosidad: Los viajes inspiran la curiosidad en los niños al exponerlos a nuevas culturas, idiomas y experiencias. Esto les ayuda a desarrollar habilidades como la capacidad de hacer preguntas, buscar información y aprender de otras personas y lugares.

Adaptabilidad y resiliencia: Los viajes pueden ser impredecibles y desafiantes, lo que ayuda a los niños a desarrollar la habilidad de adaptarse a situaciones nuevas y a aprender a hacer frente a los cambios y desafíos.

Habilidades sociales y de comunicación: Los viajes permiten que los niños interactúen con personas de diferentes orígenes y culturas. Esto les ayuda a desarrollar habilidades sociales como la empatía, la comprensión, el respeto y la comunicación efectiva.

Creatividad: Los viajes inspiran la creatividad en los niños y adultos al exponerlos a diferentes formas de arte, música, arquitectura y diseño. Esto les ayuda a desarrollar habilidades como la imaginación, la originalidad y la capacidad de pensar fuera de lo común.

Independencia: Los viajes ofrecen a los niños la oportunidad de tomar decisiones y resolver problemas por sí mismos. Esto les ayuda a desarrollar la confianza en sí mismos y la capacidad de tomar decisiones informadas y responsables.

Si quieres saber más sobre por qué deberían ser complementarias la educación tradicional en la escuela y la educación en el mundo o el worldschooling puedes leer esta nota.

habilidad para hacer frente a los cambios y desafíos.

¿Cómo entrenar las habilidades blandas en nuestros hijos?

Los niños no copian lo que decimos los adultos, copian lo que hacemos. También en el ámbito de las habilidades blandas. Así pues, el mejor método para ayudarles a desarrollarlas es ofrecerles un buen ejemplo.

En nuestro curso de hábitos viajeros desarrollamos detenidamente cada uno de los ejemplos que ayudan a desarrollar la inteligencia emocional de los niños. Proponemos una crianza activa con foco en el desarrollo de las soft skills en complemento con la educación tradicional que reciben en la escuela.

En este curso basado en una ardua investigación, te acercamos herramientas para fomentar la comunicación efectiva, practicar la resolución de conflictos y el trabajo en equipo. Alternativas para desarrollar la creatividad,  la inteligencia emocional, fomentar el pensamiento crítico y desarrollar la adaptabilidad.

 Los viajes inspiran la curiosidad en los niños

Situación actual de la educación en materia de enseñanza de habilidades blandas

Aunque en la actualidad cada vez son más requeridas las habilidades blandas, las currículas oficiales suelen dejarlas de lado. Se da por sentado que se aprenden, simplemente, de la vida.

Sin embargo, las habilidades blandas y las competencias en las que se manifiestan no nos vienen dadas de antemano. En ese sentido, las instituciones educativas pueden promover espacios y actividades que permitan desarrollar estas habilidades y aprenderlas, de ser necesario. Sin embargo, desde nuestro rol de padres o cuidadores, podemos hacer mucho más que simplemente esperar que lo haga otro.

Aquí os comparto una reflexión en torno a la importancia de la emocionalidad y espiritualidad en la era de la Inteligencia Artificial y un análisis de los valores de crianza para salvaguardar la humanidad.

La importancia de las habilidades blandas en la educación

Psicólogos y expertos en educación consideran la necesidad de enseñar habilidades blandas, una forma de internalizarlas de manera natural. El psicoanalista Jorge Catelli señala que la preocupación por las soft skill surgió en USA, a mediados de los años 70 y a partir de la observación de las tropas. Psicólogos y analistas observaron que los soldados con mejores habilidades sociales respondían mejor frente a aquellos con mejor manejo de la artillería.

Pronto advirtieron que los soldados que mejor respondían a los duros entrenamientos no eran los que tenían mayor conocimiento en el manejo de las armas. Por el contrario, eran habilidades para el trabajo en equipo, la comunicación y la resolución de problemas lo que hacía la diferencia.

La educación tradicional se centraba en la enseñanza de habilidades duras como el contenido, pero en la actualidad se está buscando cambiar esto. Ya sabemos que el mayor desafío que enfrentan las instituciones educativas es enseñar a aprender y ofrecer espacios de inclusión. Pero mientras todo esto sucede y el sistema educativo se adapta a las necesidades, nosotros los padres debemos poner manos a la obra.

El futuro laboral, las habilidades blandas, duras y poderosas

En un escenario de retos cambiantes, las empresas aspiran a fomentar la flexibilidad permanente en sus equipos. Esto implica que, a medio y largo plazo, cuando nuestros hijos e hijas desarrollen sus carreras profesionales, las competencias interpersonales serán cada vez más un elemento diferenciador en la vida laboral.

Ahora empieza a hablarse incluso de las power skills o habilidades de empoderamiento. Se trata de una evolución de las habilidades blandas y aluden a la autoconfianza para colaborar, comunicar o liderar de forma efectiva. Inteligencia emocional, empatía, marca personal, hablar en público, gestión del tiempo y organización son algunas de las más demandadas.

Referencias sobre la importancia de las habilidades blandas

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Daniel Goleman, un psicólogo y periodista estadounidense, conocido principalmente por su trabajo sobre la inteligencia emocional y el liderazgo popularizó el concepto de inteligencia emocional en todo el mundo. También ha escrito sobre temas relacionados con el liderazgo, el cambio social y la sostenibilidad.

Goleman ha hablado extensamente sobre la importancia de las habilidades blandas en la crianza de los niños. En su libro «Educar con inteligencia emocional«, destaca la necesidad de enseñar habilidades como la empatía, la colaboración y la resolución de problemas a los niños desde una edad temprana, ya que estas habilidades son esenciales para su éxito en la vida.

Además de este reconocido escritor, psicólogo y periodista, muchos otros han estudiado el tema y comparto algunos fragmentos:

Conclusiones

En conclusión, las habilidades blandas son fundamentales para la educación de los niños, ya que contribuyen a su desempeño académico, éxito profesional, desarrollo personal y bienestar emocional. Además, criar y dar el ejemplo de estas habilidades transferibles preparan a nuestros hijos para enfrentar los desafíos del mundo real y les permiten adaptarse a diferentes situaciones y contextos. Por lo tanto, es importante que los educadores y padres trabajemos juntos para fomentar el desarrollo de estas habilidades en los niños, a través de la práctica y la enseñanza consciente de la comunicación efectiva, la colaboración, el pensamiento crítico, la creatividad, la adaptabilidad, la inteligencia emocional y el liderazgo.

Nuestra forma de vivir está moldeada por nuestra mente, nos convertimos lo que pensamos, acabamos viendo según pensamos. Por ello nuestros hábitos de pensamiento son de vital importancia. Los hábitos con mentalidad viajera pueden ayudarnos como padres a fomentar la curiosidad, el aprendizaje y la empatía en los niños, lo que les permitirá desarrollar una mente más abierta y prepararse mejor para el futuro en un mundo cada vez más globalizado y cambiante.

Nuestra casa es un reflejo de nuestro orden, nuestro cuerpo, un reflejo de nuestros hábitos alimenticios, nuestros ahorros un reflejo de la economía personal. Nuestros hábitos de pensamiento y los hábitos de acción son el reflejo de nuestra forma de ver el mundo, influyendo en nuestras decisiones y comportamientos en el día a día.

Cambiando nuestra forma de pensar, nuestros hábitos y nuestra forma de ver el mundo podemos cambiar nuestra vida y la de nuestros hijos positivamente.

La importancia de los hábitos viajeros en nuestra forma de ver el mundo

No se trata de cambiar quienes somos sino la forma en la que vemos las cosas. Imagínate que te pones unas gafas oscuras y te olvidas que las tienes, así vemos el mundo. Mientras no cambiemos la forma de observar no veremos una realidad diferente.

Nos convertimos en nuestros hábitos de pensamiento, desarrollamos nuestras creencias y moldeamos con ella nuestra percepción del mundo.

Tenemos que reinventar nuestra forma de mirarnos y mirar hacia afuera. Lo importante no es lo que esta atrás ni adelante sino lo que está dentro de nosotros.

Así como una computadora necesita actualizaciones para funcionar mejor, nuestra mente también necesita actualizarse para tener una perspectiva más clara y positiva. Los hábitos de pensamiento viajero son el medio para actualizar nuestra mente y cambiar la forma en que vemos el mundo. Al igual que una CPU, si no actualizamos nuestro sistema operativo, nuestra mente se volverá obsoleta y no funcionará en sintonía con nuestras oportunidades.

Actualizar nuestro sistema operativo mental

Los hábitos determinan nuestra forma de ver el mundo. Al actualizar nuestro sistema operativo, es decir, nuestra forma de pensar y actuar en la vida podremos cambiar la forma de observar. Un sistema operativo viejo es una forma útil de entender cómo los hábitos pueden cambiar nuestra forma de ver el mundo al actualizar nuestra forma de pensar y actuar en la vida.

Si seguimos con la analogía de la computadora, es como si actualizáramos el sistema operativo de la computadora para que funcione mejor y más eficientemente. De la misma manera, al establecer hábitos positivos, estamos actualizando nuestro sistema operativo mental para que funcione mejor y más eficientemente, lo que nos permite tener una mejor perspectiva del mundo y ser más resilientes ante los desafíos de la vida.

En la crianza de los niños, podemos pensar en su mente como un sistema operativo que necesita nutrirse con “actualizaciones” basadas en experiencias, pensamientos y hábitos positivos para desarrollar su potencial y transformarse en la mejor versión de ellos mismos, proporcionándoles herramientas para adaptarse y enfrentar desafíos en el futuro.

Adoptar una mentalidad con hábitos viajeros

La experiencia me enseñó que aunque parezcan hábitos pequeños, sostenidos en el tiempo se pueden alcanzar grandes resultados.

Como propone James Clear en su libro «Hábitos Atómicos» , un cambio de un 1% por día resulta en un 370% de mejora al año.

¿Cuál es el paso, por más pequeño que sea, que estamos dispuestos a dar?

Crea una visión ilusionante y encontrarás la fuerza. Es fácil pasar por alto una mala decisión, pero la acumulación de un 1% de errores y malos hábitos con excusas resulta en un mal estilo de vida. A la larga la calidad de vida resultara en base a nuestros hábitos.

Como veas el futuro determina como vives el presente.

Conforme pasa la vida nos damos cuenta del valor de los hábitos positivos y el costo de los hábitos negativos, difícil de verlos en la vida cotidiana.

El esfuerzo diario, por mínimo que sea, es infalible. Y si no, como dijo Mario Alonso Puig, “preguntad a un marino si cambiar todos los días un grado no te lleva a otro destino”.

Metas y sistemas para adoptar hábitos perdurables

Las metas proporcionan una dirección clara y un propósito, mientras que los sistemas proporcionan la estructura y los procesos necesarios para alcanzar esas metas.

El objetivo de adoptar hábitos viajeros es transformar los buenos en una parte natural y automática de nuestra vida, en lugar de esforzarnos por mantenerlos constantemente. Por ejemplo: Queremos ver nuestra casa más ordenada, pues ordenar la habitación no es perdurable, adoptar un sistema que la mantenga ordenada es la solución.

Aplicándolo a los hábitos viajeros, por ejemplo, si queremos que nuestros hijos desarrollen el pensamiento crítico debemos implementar un sistema de hábitos que fomenten la curiosidad, promueva la reflexión, estimule el debate, y los ayude a entender cómo interpretar críticamente noticias y situaciones injustas del mundo.

 Te invito a leer la nota “Es un mundo hermoso y los niños deben saberlo donde analizo cómo la forma en que le hablamos a los chicos sobre las tragedias del mundo repercuten en su forma de ver las cosas. Las conversaciones honestas, realistas pero positivas son sin duda un hábito esencial en la crianza de nuestros hijos.

Los hábitos viajeros

Cuáles son los principales hábitos viajeros que mejorarán nuestra vida y la de nuestros hijos? Aquí te contamos alguno de los hábitos más importantes según nuestra filosofía de vida.

Conocer lugares nuevos

Esta actividad puede ayudar a expandir nuestra mente y aumentar nuestra curiosidad por el mundo. Al hacerlo, tanto nosotros como nuestros hijos aprenden sobre diferentes culturas, costumbres y formas de vida, lo que ayuda a desarrollar una mayor empatía y comprensión hacia las personas de diferentes orígenes y contextos.

Sorprenderse todos los días

La capacidad de sorprenderse nos puede ayudar a padres e hijos a mantener viva la creatividad y la imaginación. Al fomentar la sorpresa y la emoción en la vida diaria, aprendemos a apreciar y encontrar belleza en las cosas más pequeñas y cotidianas, lo que puede ser una habilidad valiosa para cultivar durante toda la vida.

Hablar con extraños

Si se hace de manera segura y apropiada, hablar con extraños puede ayudarnos a desarrollar habilidades sociales y de comunicación. Esto puede ser especialmente importante en el mundo de hoy, donde la comunicación digitalizada ha convertido nuestra forma de relacionarnos.

Confiar en tus instintos

Fomentar la confianza en uno mismo y la toma de decisiones informada es una habilidad importante tanto para nosotros los adultos como para los niños a medida que crecen. Al alentar a los niños a confiar en sus instintos, aprenderán a confiar en su propio juicio y tomar decisiones más informadas y seguras.

Decir que sí

Decir sí a nuevas experiencias y oportunidades ayuda a grandes y niños a expandir horizontes y descubrir nuevas pasiones y talentos. Al fomentar un sentido de aventura y curiosidad, los ayudamos a desarrollar una actitud positiva y proactiva hacia la vida.

Administrar recursos

Enseñar a los niños a administrar recursos de manera efectiva, como el dinero, el tiempo y la energía, es una habilidad valiosa para su futuro. Los ayudamos a desarrollar una mentalidad más responsable y ahorrativa, que será útil en muchos aspectos de su vida.

Prescindir de lo innecesario

En un mundo cada vez más consumista, fomentar la capacidad de prescindir de lo innecesario es una habilidad importante para los niños y para nosotros los padres. Aprender a priorizar y apegarse a las cosas que son realmente importantes, nos ayuda a desarrollar una mentalidad más sencilla, sostenible y consciente.

Ser proactivo

Podemos afirmar como viajeros experimentados, que ser proactivos es tomar la iniciativa de aprovechar al máximo cada experiencia y esforzarse para crear experiencias únicas e inolvidables. Aprender y enseñar a tomar la iniciativa y ser responsables de nuestra propia vida. Con este hábito podemos ayudar a nuestros hijos a desarrollar una actitud más independiente y exitosa en el futuro.

La esperanza

En nuestro curso de Hábitos viajeros profundizaremos en cada uno de ellos y brindaremos herramientas para ejercitar los hábitos día a día, incorporarlos sin dificultad y lograr aquello que nos proponemos.

La importancia de los hábitos viajeros en la crianza de nuestros hijos

Los hábitos de pensamiento se convierten en una especie de filtro a través del cual percibimos la realidad.  Nos condiciona a interpretarla de una manera particular y única. Los hábitos en los primeros años de vida son de vital importancia, ya que se convierten en creencias y certezas absolutas, lo que afectará su forma de actuar, de ver el mundo y de tomar decisiones.

Viajar, o adoptar hábitos viajeros es una oportunidad para que los niños descubran nuevas culturas, formas de vida y perspectivas, les ayuda a desarrollar su propia identidad y visión del mundo. Además de aprender nuevas habilidades, enfrentar desafíos impredecibles y desarrollar su creatividad e imaginación.

Como padres, es nuestra responsabilidad dar el ejemplo y convertirnos en modelos positivos para ellos. Al fomentar buenos hábitos desde temprana edad, podemos ayudar a nuestros hijos a desarrollar un sentido de responsabilidad, empatía y respeto por sí mismos y por los demás.

Los niños aprenden mucho al observarnos, de aquí la importancia de los hábitos y comportamientos positivos que comienzan con el ejemplo. Aplicando estos hábitos de pensamiento viajero los ayudaremos a desarrollar hábitos positivos a medida que crezcan.

Te contamos cuáles son las motivaciones que nos impulsan a viajar con nuestros hijos pequeños y esperamos motivarte a que lo hagas sin esperar algún «mejor momento en tu vida»… Cuando nacen nuestros hijos muchos pensamos que se acabaron los tiempos de viajar, sin embargo, comprobamos lo contrario… Aunque hay cientos de motivos te damos las 8 razones más motivadoras para hacerlo.

Educación

Viajar con nuestros hijos es la mejor experiencia educativa que podemos darle. Inspira nuevos intereses y pasiones que jamás descubrirían en un aula.

Se aprende de naturaleza, geografía, cultura, gastronomía, biología, ética y tantas otras materias directamente de la experiencia propia.

La educación tradicional en la escuela no trabaja experiencias reales y se convierte en una reproducción teórica. Sin embargo, desde mi punto de vista, no significa que deba ser totalmente abandonada. En esta nota te explico porqué la educación tradicional debería ser un complemento a la educación viajera / worldschooling.

Apertura de mente

Viajar ayuda a romper prejuicios y preconceptos. Muestra el mundo real tal como es. Se muestra si diversidad, las opciones, las diferencias de color, de pensamiento, de forma de vida. Abre un aspecto inmenso a los niños para que sepan que no hay un formato único ni una sola forma de vivir.

Descubrimiento

Descubrir experiencias nuevas constantemente fomenta el uso de la pasión y el instinto.
A tato le encanta escalar montañas y sacar fotos, no lo hubiéramos descubierto si no lo llevábamos a hacerlo. Cada vez que llegamos a la cima grita feliz «El mejor viaje del mundo» y cantamos canciones inventadas de aventura.

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Recuerdos

Pueden pensar que siendo niños pequeños, no van a recordar nada de lo que vieron o hicieron en un viaje, sin embargo sus emociones quedan grabadas en su memoria interna. Además, hoy mas que nunca tendrán a disposición miles de fotos y videos que lo ayuden a rememorar; difícilmente haya niños de generaciones anteriores con tantos recuerdos al alcance de su mano.

Nuestro INSTAGRAM familiar refleja un poco este estilo de vida que elegimos hace más de 18 años.

Confianza y sociabilidad

Crecerán sintiéndose cómodos en cualquier lugar y serán ciudadanos del mundo.
No importa que idioma hablen o religión profesen los niños son niños en todo el mundo y encontrarán las forma de comunicarse para jugar.

Crecen rápido, disfrutemos el aquí y ahora

Los niños crecen mas rápido de lo que nos damos cuenta, ya pronto preferirán quedarse en casa solos o viajar con sus amigos. El plan de estar tanto con mamá y papá no será el mejor del mundo como los primeros 10 años. Y es entonces cuando ellos forman su personalidad, aprenden como esponjas y afianzan su confianza en sigo mismos y con nosotros.

Desconexión – Conexión

Cuando viajamos nos conectamos con el aquí y ahora. Los acontecimientos diarios son una actividad en si misma y no una rutina aburrida que tiene su estructura como en casa. «Apúrate que llego tarde», «Ahora no puedo, estoy trabajando», «Hay que hacer las compras de la semana para lo tener que cocinar» son frases que usamos cotidianamente en nuestro día a día y se vuelven obsoletas cuando viajamos, porque lo único que importa ahora es el Aquí y Ahora y disfrutar el momento.

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Despertar nuestro niño interno

Viajar es para un adulto volver a ser niño: todo lo que vemos es nuevo, sorprendente y emocionante. Las acciones básicas como dormir y comer se vuelven significativas en tu día y el entretenimiento se encuentra en las cosas mas simples. Descubrimos, aprendemos y muchas veces nos metemos en un juego que nos desconecta de las responsabilidades de adultos a las que estamos acostumbrados. Cómo dijo San Agustín, «El mundo es un libro y aquellos que no viajan leen solo la primera página» y a nuestros niños hay que contarles el cuento completo e incluso pedirán otro más.

Cuáles son vuestras motivaciones? Me encantaría que compartas en los comentarios tus razones para viajar con niños.