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Durante la secundaria, en una escuela convencional con educación tradicional, me sentía presa. Tanto yo como muchos de mis compañeros, fuera en el colegio que fuera, nos sentíamos igual. Yo escribía cartas, dibujaba. Pasaba más tiempo pensando en otras cosas que me gustaban más que en lo que decía el profesor. Es recién hoy, 20 años después, que entiendo que la educación tradicional en la escuela debe ser complementaria a la educación en el mundo o lo que se llama también worldschooling.

Particularmente, yo me aburría en la mayoría de las materias escuchando al profesor, copiando lo que escribía en el pizarrón, pasando esas letras a la carpeta, para después repetirlas de memoria en el examen. Todos los días en la escuela eran más o menos iguales.

Todos los días, durante muchas horas, por varios años. Pizarrón, carpeta, examen. Pizarrón, carpeta, examen.

Tal vez me sentía presa porque no encontraba en la escuela un espacio para aprender lo que me interesaba. A mí siempre me gustó el dibujo y la escritura. Cuando volvía a casa escribía cartas, historietas, o dibujaba. Asistía a cursos de dibujo y pintura y buscaba en los libros técnicas que me ayuden a mejorar mis trazos. Pero en la escuela no había lugar para eso. Así que mi vida se dividía en 2: escuela y mundo real. Escuela y aprender.

Tanto yo como otros amigos con diferentes intereses, sentíamos que la escuela nos robaba el tiempo para hacer lo que nos gustaba. Cuando estábamos en la escuela, lo único que queríamos era que suene el timbre para irnos.

Al salir estábamos cansados, apagados y con ganas de no hacer nada.

¿Porqué la educación tradicional de la escuela debe cambiar?

Muchos somos los que decimos que la educación tradicional de la actualidad está obsoleta, muchos creemos que hay que mejorar la escuela, pero este tipo de cambios son grandes y llevan tiempo. Y mientras tanto, ¿Qué hacemos para que nuestros hijos, que hoy están en la escuela, no se sientan presos como nos sentíamos nosotros hace pocos años?

Me puse a pensar en qué momentos no me sentía presa. Uno de ellos era durante los viajes en los que colaborábamos con comunidades de bajos recursos. Durante todo el año trabajábamos para recolectar ropa, juguetes, libros y alimentos no perecederos que luego llevábamos a estas poblaciones necesitadas y compartíamos algunos días con ellos.

En algunas materias como Ciencias Sociales o Educación cívica nos hablaban un poco sobre conocimientos y habilidades para comprender la vida política, social y cultural y así entender, teóricamente, qué se requiere para el bienestar común o el porqué de la desigualdad social. Me interesaba! Pero me iba mal. Incluso he reprobado.

La respuesta a las preguntas de los exámenes eran párrafos memorizados que poco me ayudaron a contribuir en la sociedad como la materia pretendía. Le pregunté a mis compañeros para qué servía todo eso. Ellos respondieron: para probar, para qué más? Eso era la materia.

Me di cuenta con el tiempo que muchos de los problemas que resolvíamos en matemáticas o los experimentos que mostraban en ciencias no me ayudaban a resolver problemas del mundo real. Muy pocas veces se me pedía aplicar el razonamiento o la opinión personal. Poco incentivaban el debate o el juego de roles para intentar ponernos en sintonía con lo que nos querían enseñar.

Lo mismo me pasó con la clase de lengua y literatura. Durante todos esos años leí un montón de libros. Odiaba la lectura! Porque ninguno de todos ellos lo elegí yo. No elegíamos lo que leer, no elegíamos lo que aprender.  

La educación en el mundo, worldschooling, el mundo como escuela

¿Qué habría pasado si hubiese podido elegir algunos de los libros que leí? ¿Y si hubiese tenido un espacio para aprender sobre algún tema que eligiera yo? Estoy segura de que si hubiese habido más momentos en los que podía elegir y hubiera menos pizarrón, carpeta, examen, la escuela hubiera sido un lugar donde sí hubiese querido estar.

El modelo de enseñanza tradicional genera desinterés en los estudiantes por la falta de protagonismo.

La educación tradicional no trabaja experiencias reales y se convierte en una reproducción teórica. Sin embargo, desde mi punto de vista, no significa que deba ser totalmente abandonada.

El principal desafío con la educación en el mundo / worldschooling

Como familia viajera, hemos experimentado la educación con el Mundo como escuela en varias oportunidades. Durante 6 meses hemos recorrido Argentina en una Campervan con nuestro hijo de 3 años, y tiempo más tarde lo hicimos en una Autocaravana por Portugal y España con un niño de 4 y otro de 1. El desafío más grande durante todo ese tiempo fue el de las relaciones sociales de nuestros hijos.

Desde mi punto de vista, viajar te permite hacer nuevos amigos por todo el mundo, pero esto implica también separarse de ellos en un breve lapso de tiempo y cuesta más formar relaciones duraderas. Hoy día mantener las relaciones a distancia es posible gracias a internet, pero en niños más pequeños a los que no exponemos a las pantallas recurrentemente, este vínculo resulta insostenible.

¿Por qué deberían ser complementarias la educación tradicional en la escuela y la educación en el mundo / worldschooling?

Tanto la educación tradicional en la escuela con la educación en el mundo / Worldschooling tiene sus fortalezas y debilidades, y por lo tanto, deberían complementarse mutuamente.

El worldschooling  proporciona a los niños una experiencia única e inolvidable de aprendizaje, con el mundo como herramienta de enseñanza, mientras que la educación tradicional en la escuela les brinda otras herramientas importantes para la vida cotidiana como desarrollar relaciones sociales con pares o aprender a respetar turnos y autoridades.

La educación worldschooling permite el aprendizaje “in situ”. Una enseñanza a través de experiencias vividas. Explorar un bosque en lugar de estudiarlo.

La combinación de ambas formas de educación puede ser una experiencia enriquecedora y equilibrada para los niños. Los padres que utilicemos la educación global como un complemento a la educación en la escuela, permitiremos que los niños experimenten y aprendan a través de sus experiencias, descubrimientos y elecciones propias. Mientras que la escuela puede proporcionarles una base sólida para sus habilidades académicas.

Nota inspirada en la charla TED x RiodelaPlata “ Zombies en la escuela de Juli Garbulsky”